miércoles, 24 de septiembre de 2014

TÚ no tienes comparación

En estos últimos meses he estado reflexionando sobre el tema de la comparación (compararse uno mismo con otras personas), sus efectos nocivos en la autoestima y su influencia directa en las decisiones que se toman, en el campo espiritual, social, temporal y emocional.

En esta entrada he querido poner algunas citas y extractos de artículos de New Era y otras publicaciones de la Iglesia, sobre este tema. La revista New Era está dirigida principalmente a los adolescentes, pero el compararnos unos con otros no solo nos afecta durante esta etapa de nuestras vidas. Si compararnos con los demás se vuelve un hábito (y como no es bueno, puede llegar a convertirse en un vicio), podríamos hacerlo durante muchos años, cuando estamos solteros o casados, con hijos, como abuelos, etc y realmente es algo que debemos dejar de hacer. Hoy por medio de estas citas quiero dejar el mensaje especialmente a mis hijos y a mi esposo y por qué no, a mí misma (sin que esto suene jactancioso u orgulloso, ya en las citas verán por qué) de que ninguno de ellos, ni ningún hijo o hija de Dios tiene comparación y no deberíamos caer en la trampa de estarnos comparando.

-> Este primer artículo se encuentra aquí.

Verdades, mentiras y tu valor individual

MINDY RAYE FRIEDMANChurch Magazines





No permitas que el mundo te diga cuándo debes sentirte bien contigo mismo.
Un año nuevo trae sentimientos de una nueva vida y nuevas esperanzas, pero además trae una ola de mensajes del mundo que te dicen que un año nuevo requiere un nuevo tú. Estos mensajes dicen que sólo puedes ser feliz si bajas de peso, consigues ropa nueva, encuentras más amigos, etc. Oyes estos mensajes en los medios de comunicación, en las instituciones educativas y a veces de las personas más cercanas a ti.
El problema con estos mensajes es que no son verdaderos. Si los examinas detenidamente descubrirás que el verdadero motivo tras esos mensajes por lo general es convencerte de que inviertas ya sea tu dinero o tu tiempo en algo, ¡pero no tienes que hacerlo!
“Su Padre Celestial las ama, a cada una de ustedes. Ese amor nunca cambia, y en Él no influye su apariencia, sus posesiones ni la cantidad de dinero que tengan en su cuenta bancaria. No lo cambian sus talentos y habilidades.” —Presidente Thomas S. Monson
Cambiar tu apariencia física o las posesiones materiales puede hacerte sentir mejor por un corto tiempo, pero en verdad no cambia en nada tu valor o tu felicidad eternas. Eso es porque tu valor ya ha sido establecido. El presidente Thomas S. Monson ha enseñado: “Su Padre Celestial las ama, a cada una de ustedes. Ese amor nunca cambia, y en Él no influye su apariencia, sus posesiones ni la cantidad de dinero que tengan en su cuenta bancaria. No lo cambian sus talentos y habilidades… El amor de Dios está allí ya sea que sientan que merezcan amor o no; simplemente siempre está allí” (“Nunca caminamos solos”,Liahona, noviembre de 2013, págs. 123–124). Eres un hijo de Dios; ya tienes un valor infinito, y eso no cambia, por lo que es importante que comprendas cómo reconocer estos mensajes falsos en cuanto a la autoestima y cómo combatirlos con la verdad del Evangelio.

Las mentiras del mundo contra las verdades del Evangelio

Mentira: Tu valor se determina el verte y actuar a la manera del mundo.
Creer esta mentira significa que estás dejando que las influencias del mundo determinen cuándo te debes sentir bien contigo mismo. Luego tendrás que cambiar constantemente para ajustarte a los ideales del mundo, que son contradictorios y temporales. El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha advertido: “Cuando elegimos definirnos a nosotros mismos o presentarnos mediante una característica que sea temporal o trivial desde una perspectiva eterna, restamos importancia a lo que es más importante acerca de nosotros y damos demasiada importancia a lo que tiene relativamente poca. Esto puede llevarnos por el camino equivocado y entorpecer nuestro progreso eterno” (“How to Define Yourself”, New Era, junio de 2013, pág. 48).
Verdad: Seguir los caminos del Señor desarrolla un sentido de valor eterno.
El Señor enseñó que Sus caminos no son los mismos que los del mundo y que “mis caminos [son] más altos que vuestros caminos” (Isaías 55:8–9). Seguir los caminos del Señor te permite recibir bendiciones eternas y tener el Espíritu Santo contigo, lo que puede ayudarte a sentirte bien acerca de ti mismo de una forma más profunda y constante que cualquier cosa que el mundo tenga para ofrecer. En vez de tratar de ser lo que el mundo quiere que seas, trata de vivir tu vida según las normas que el Señor ha establecido. Sus caminos nunca cambian y nunca dejarás de ser popular para Él.
Mentira: El valor que tienes proviene de cómo te comparas con los demás.
“El comparar las bendiciones aleja casi por seguro nuestro gozo. No podemos ser agradecidos y envidiosos al mismo tiempo. Si realmente queremos tener el Espíritu del Señor y experimentar gozo y felicidad, debemos regocijarnos en nuestras bendiciones y ser agradecidos.” —Élder Quentin L. Cook
Al ser adolescente es posible que te des cuenta de cómo te comparas con tus compañeros. Deseas encajar y ser de la mejor manera, lo que a menudo significa que quieres ser como otra persona. Cuando alguien parece ser mejor que tú en algo es posible que sientas que no eres lo suficientemente bueno y que debes ser mejor a fin de ser aceptado. El problema con esta mentira es que al relacionar tu valor con el de otras personas, a menudo comparas un punto fuerte de otra persona con una de tus debilidades (véase “No me olvides”, presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, Liahona, octubre de 2011). Esto también puede conducir a la envidia y al orgullo, especialmente si menosprecias a otras personas para tratar de parecer mejor y hacerte ver mejor.
Verdad: Toda persona tiene diferentes dones. Puedes sentirte bien contigo mismo y ser agradecido sin importar cuáles sean tus talentos.
El Señor desea que seas tú mismo y no otra persona. Él sabe que tú y todos en esta tierra tienen puntos fuertes y debilidades. Compararte con otra persona no te ayuda a ser mejor. Por supuesto, es importante que mejores y te pongas metas, pero éstas deben basarse en tu mejor esfuerzo, no en el de los demás.
Si quieres sentirte mejor contigo mismo, trata de ser agradecido por lo que tienes. “El comparar las bendiciones aleja casi por seguro nuestro gozo”, dice el élder Quentin L. Cook, del Quórum de los Doce Apóstoles. “No podemos ser agradecidos y envidiosos al mismo tiempo. Si realmente queremos tener el Espíritu del Señor y experimentar gozo y felicidad, debemos regocijarnos en nuestras bendiciones y ser agradecidos” (“¡Regocijaos!”, Liahona, enero de 1997, pág. 33).
Mentira: La autoestima proviene de tener éxito en el mundo.
Esa mentira está relacionada con la de compararte con otras personas. ¿Quién determina lo que es el éxito? La definición de cada persona puede ser un poco diferente; y cuando tú basas tu valor en los logros, sólo te dices a ti mismo que eres tan bueno como tu último logro. Eso sencillamente no es verdad.
Verdad: La opinión y las expectativas de Dios son lo que importa.
El presidente Dieter F. Uchtdorf ha enseñado: “Los discípulos de Jesucristo comprenden que, comparada con la eternidad, nuestra existencia en esta esfera mortal es sólo ‘un breve momento’ en el espacio y en el tiempo (D. y C. 121: 7). Reconocen que el verdadero valor de la persona tiene poco que ver con lo que el mundo considera en alta estima… El Señor utiliza una balanza muy diferente de la del mundo para pesar el valor de un alma” (“Ustedes son importantes para Él”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 20, 22).
“El Señor utiliza una balanza muy diferente de la del mundo para pesar el valor de un alma.” —Presidente Dieter F. Uchtdorf
Una vez más, puedes superar esa mentira al seguir el camino del Señor y preocuparte más en cuanto a Su definición de éxito que la del mundo. Si puedes sentir constantemente la compañía del Espíritu en tu vida, eso significa que estás viviendo como desea el Señor. Si sientes que has fallado a los ojos del Señor, recuerda que puedes volver mediante el arrepentimiento y la Expiación.
Mentira: La autoestima positiva tiene todo que ver con mi desarrollo.
Cuando la gente te insta a centrarte en desarrollar la autoestima (en vez de reconocer el valor personal eterno), podrías verte tentado a pensar que serás más feliz contigo mismo si te centras en tu desarrollo. Ésa es la parte difícil de esa mentira. Así que es lógico que la autoestima tenga todo que ver con tu desarrollo, pero así es cómo el adversario te engaña. Si él puede llegar a obsesionarte con “mejorarte” a ti mismo (por lo general con los valores del mundo en los que te centras completamente), entonces te distraerá de todas las personas que te rodean y a las que podrías ayudar.
Verdad: Hallarás gozo al servir a Dios y a otras personas.
El Señor mandó a Sus discípulos “[estima]… a [tu] hermano como a [ti mismo]” (D. y C. 38:24–25). Aquellas personas que en verdad se aman a sí mismas no dependen de la atención ni de los elogios de otras personas. Están tan cómodas con su propio valor, que pueden establecer buenas relaciones con otras personas y son capaces de brindarles servicio sin motivos ocultos. Piensa en ello: Cuando estás prestando servicio a los demás y te olvidas de ti mismo, ¿eso te hace sentir mejor? Por supuesto que sí, ya que estás haciendo algo que vale la pena. Además, al servir a los hijos de Dios, te acercas más a Él y te mejoras a ti mismo a la vez.

Tu verdadera identidad

Al final, tener amor por ti mismo no consiste en presumir de ti con otras personas ni ajustarse a la visión de la autoestima que tiene el mundo. Se trata de que seas quien eres —un hijo excepcional de Dios— y que comprendas que es algo bueno ser quien eres. Cuando comprendas tu valor eterno y vivas de manera consecuente con tu legado divino, obtendrás una autoestima duradera que es mejor que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.
Artículo publicado en la revista New Era de enero de 2014.
-> Otra cita de New Era, agosto 1995 (traducción libre, artículo original aquí):
El compararte a tí mismo o tu situación con la de otra persona es, en esencia, una pérdida de tiempo. No cambia nada y afecta negativamente tu actitud. Y es un hábito difícil de superar.

El gran problema de compararte con otra persona es que por lo general terminas comparando tus debilidades con las fortalezas de los demás. Estás muy dispuesto a dejar de lado tus puntos fuertes y verlos como algo poco importante y a concentrarte en lo que no tienes. Al hacer esto, estás siendo muy injusto contigo mismo, pero parece que ya lo sabes.

¿Cómo superar este mal hábito? ¿Cómo se llega a comprender cuáles son las fortalezas personales? Un lector, Dee Bracebridge de Purcellville, Virginia, tuvo una excelente sugerencia: "En primer lugar debes hacer una lista de todas tus cualidades, tus talentos y tus bendiciones, así como saber que tu Padre Celestial te conoce y te quiere por lo que eres. Si necesitas ayuda con tu lista, pregunta a tus familiares, amigos y maestros. Puede que te sorprendas al descubrir las cualidades que otros ven en ti y que tú no ves en ti mismo".

Pruébalo. Conserva esta lista como algo personal . Puedes llegar a parecer jactancioso o como si estuvieras pidiendo elogios si lees esta lista a las demás personas. Es para tu propio mejoramiento personal y no algo que los demás necesiten ver.

Al hacer esta lista, puedes encontrar que hay algunas cosas que faltan en tu vida, por las cuales puedes trabajar. Es posible que desees mejorar en la escuela. Habla con tus consejeros de la escuela o inscríbete en las sesiones de tutoría. Es posible que desees convertirte en una persona más amable. Comienza con tu familia y amigos; luego aprende a cómo hacer que otros se sientan a gusto contigo. Es posible que desees aprender más acerca del Evangelio. Asegúrate de tomar clases como seminario o instituto y hablar con tus padres, maestros o líderes, quienes te pueden ayudar a entender las cosas que estás aprendiendo.

Es probable que existan algunas cosas en tu vida las cuales tú quisieras que fueran diferentes pero están más allá de tu capacidad de cambio. En lugar de amargarte por ellas, pon esas cosas a un lado y mejor concéntrate en las cosas buenas de tu vida. En las Escrituras el Señor ha dicho: "Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos "( Éter 12:27 ).

En otras palabras, tus debilidades pueden ayudarte a aprender las cosas que hay que saber para volver a vivir con tu Padre Celestial. Ten fe en que el Señor hará que tus "cosas débiles sean fuertes." Si tienes tu bendición patriarcal, léela con frecuencia para que tengas una mejor perspectiva de la vida. Si todavía no has recibido esta bendición, habla con tus padres y líderes de barrio o rama sobre ella.

Todos tenemos lecciones que aprender en esta vida. Es posible que desees que tus problemas fueran diferentes, pero si supieras todo sobre la vida de esas personas a quienes miras con envidia, probablemente encontrarías que ellos tienen problemas que no te gustaría tener en tu vida, como para intercambiarla con la de ellos.

Así como en cada parte de tu vida, tu Padre Celestial está ahí para darte consuelo y guía. Su amor por ti no tiene comparación.
-> La siguiente es una sección de una clase del antiguo manual para las Mujeres Jóvenes:
Mateo 22:36–39

36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?

37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

38 Éste es el primero y grande mandamiento.

39 Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


• ¿Qué nos dicen estos pasajes en cuanto al amor que debemos sentir por nosotros mismos?

Haga notar que en esos versículos se nos enseña claramente que debemos amar a los demás, pero también se nos enseña que debemos amarnos a nosotros mismos. El Salvador dijo que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, lo que significa que debemos amarnos a nosotros mismos como amamos a los demás.

Recuerde a las jóvenes que tenemos muchas razones para amarnos a nosotras mismas: Somos hijas de Dios; tenemos muchos talentos que ofrecer a los demás: tenemos la capacidad de vencer nuestras debilidades y de llegar a ser fuertes y tenemos el potencial de, algún día, llegar a ser como Dios es.

Cerciórese de que entiendan los siguientes conceptos:

1. Somos hijas de Dios y cuando no nos amamos a nosotras mismas, no estamos respetando lo que Dios ha creado.
2. Cuando no estamos conformes con nosotras mismas, a menudo estamos deprimidas y nos sentimos frustradas. De esa forma, estamos menos capacitadas para servir al Señor.
3.  En general, la persona que no se ama a sí misma no puede amar totalmente a los demás ni comprender por qué los otros la aman a ella.
4. Muchas veces la persona que no está satisfecha consigo misma, trata de que los demás la acepten y la quieran; para ello, a menudo transige con sus normas morales con el fin de complacer a los demás.

Aclare que el quererse a uno mismo en forma apropiada no significa ser vanidoso ni orgulloso. La persona que se ama a sí misma de la forma apropiada sabe que es un hijo de Dios, que Dios lo ama y que tiene muchos talentos. Además, sabe que los demás también son hijos de Dios y que debe usar sus talentos para servirles.

CITA
“Si te amas de verdad, tendrás presente que eres un ser físico, mental y espiritual. Amarte a ti mismo como Dios desea que te ames significa cuidar de tu vida y mantener con prudencia la buena salud a fin de cumplir con tu misión en la tierra…
“El ser mentalmente fuerte significa recordar que la gloria de Dios es la inteligencia. Si sabes esto, tendrás el deseo de adquirir en forma constante más conocimiento y sabiduría y evitar publicaciones, películas y conversaciones que contaminen tu mente. Los que nos amamos a nosotros mismos en la debida forma tomamos en serio las enseñanzas del Salvador que nos dicen que dejemos que la virtud engalane nuestros pensamientos incesantemente.

“El mantenerse moralmente limpio es amarse a uno mismo en la forma apropiada…

“El perdonarse después de haberse arrepentido con sinceridad es un aspecto importante del amarse a uno mismo…

“El compararse con los demás puede… provocar sentimientos de inferioridad o de superioridad… Acéptate a ti mismo por lo que eres: una persona única en su género. No te compares con los demás. Esto te ayudará a quererte a ti mismo sin vanidad” (Clark Swanin, “Q & A”, New Era, marzo de 1979, pág. 38).

Haga notar que la joven que en verdad se quiera a sí misma se mantendrá saludable, mentalmente alerta, moralmente limpia y tendrá compasión hacia toda la gente.
-> Cita del Élder Lynn A. Mickelsen en su discurso "Las leyes eternas de la felicidad":
"Debemos amar a nuestros hijos y enseñarles que son hijos de un Padre Celestial que los ama. Al sentir nuestro amor, sentirán también el amor de Dios y la gratitud por su buen nombre y por el nombre de Cristo que han adoptado. Si perciben nuestro amor y el de nuestro Padre Celestial, no sentirán deseo alguno por las posesiones de los demás. Ayúdenles a valorar su progreso personal y a no compararse con los demás. Enséñenles a amar al prójimo y a regocijarse por lo que otros hayan logrado."
-> Cita del Élder Joseph B. Wirthlin en su discurso "Paso por paso":
Una de las primeras cosas que el entrenador Wooden inculcó en sus jugadores fue algo que su padre le había enseñado en la niñez, mientras se criaba en la granja: "No te preocupes demasiado de tratar de ser mejor que nadie más", dijo su padre. "Es bueno aprender de los demás, pero simplemente no trates de ser mejor que ellos. Eso es algo que no puedes controlar. En vez de ello, haz todo lo posible por ser lo mejor que tú puedas; eso sí lo puedes controlar".
Permítanme citar un ejemplo hipotético, el de una querida hermana de cualquier barrio, aquella que tiene hijos perfectos que nunca se portan mal en la iglesia. Ella es la que trabaja en su vigésima generación de Historia Familiar, la que tiene una casa impecable, que ha memorizado el libro de Marcos y que teje suéteres para los huérfanos de Rumania. No es mi intención faltarle al respeto por cualquiera de esas metas dignas. Cuando ustedes se sientan tentadas a darse por vencidas por culpa de esa querida hermana, por favor recuerden que no están compitiendo con ella como yo no estoy compitiendo con los miembros del Quórum de los Doce para ganar la carrera de 50 metros.
Lo único por lo que se deben preocupar es por esforzarse por ser lo mejor que puedan. ¿Y cómo lo pueden lograr? Al fijar su atención en las metas más importantes de la vida y avanzar hacia ellas paso por paso.
[...] Demasiado pronto se nos acaba el tiempo. Mientras podamos, mientras tengamos tiempo, caminemos en el rumbo correcto, dando un paso tras otro.
Es así de sencillo. No tenemos que ser perfectos hoy; no tenemos que ser mejores que alguien más; todo lo que tenemos que hacer es ser lo mejor de nosotros mismos.
Creo que con esas citas ya queda clara la idea: no es bueno compararnos con los demás. Debemos amarnos a nosotros mismos de la manera apropiada y así podremos amar a los demás. Seamos agradecidos por nuestras muchas bendiciones y procuremos siempre estar trabajando en que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas. Somos únicos y el Señor espera que alcancemos nuestro gran potencial, que lleguemos a ser perfectos como Él lo es, y que no compitamos contra nuestros hermanos y hermanas, sino que luchemos por vencer nuestros puntos débiles y ganar la carrera de superarnos a nosotros mismos para que podamos poder regresar a vivir con Nuestro Padre Celestial.
¿Qué citas agregarían a esta lista? Esperamos sus comentarios!
Alejandra


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, no saben lo bien que me siento luego de leer esto, era justo lo que necesitaba.

Anónimo dijo...

Justo en el momento correcto, gracias por tomarse el tiempo para colocar esto. Ahora lo compartiré con mis amigos :)