viernes, 6 de noviembre de 2015

Sobre los hijos de padres que viven en una relación del mismo sexo - Comentarios sobre los ajustes al Manual 1

El día de ayer se anunciaron ciertos ajustes al Manual de Instrucciones no. 1, los cuales serán efectivos inmediatamente, y que tratan el tema de los hijos adoptados o naturales de padres que viven en una relación del mismo sexo, sea que estos padres estén casados o convivan en unión libre. 

Debo confesar que me sorprende ver que algunos miembros activos de la Iglesia se alarmaron, asustaron o indignaron con lo que dicen estos ajustes, y la verdad es que respeto sus reacciones, pero considero que hay que tratar de ampliar la perspectiva un poco más antes de emitir juicios contra los profetas y apóstoles del Señor, quienes fueron los que hicieron los ajustes mencionados al Manual de Instrucciones, con la aprobación del Señor mismo.

Cuando nos bautizamos en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, hacemos una serie de convenios o compromisos que determinan nuestro deseo (voluntario, sin presiones ni coerciones, es una decisión que cada uno puede tomar o no) de seguir a nuestro Padre Celestial y Jesucristo. Como bien lo sabemos por las Escrituras, el Señor nos habla por medio de sus profetas:

Amós 3:7
Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
D y C 1: 38
Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.

Y tendiendo esto cuenta, entendemos entonces que cuando entramos a la Iglesia, si estamos de acuerdo con lo que dicen las Escrituras, lo que dice o revela el Señor por medio de Sus profetas para toda Su Iglesia es lo que el Señor mismo nos diría si estuviera cara a cara, frente a nosotros. El único autorizado para recibir revelación para toda la Iglesia es el presidente de la Iglesia, quien en este caso es el Pdte Thomas S. Monson (cito este artículo por si acaso).

Creo que hasta aquí todos estamos de acuerdo. Por esto, cuando se anuncia un ajuste, una adición o modificación al Manual de Instrucciones de la Iglesia, el cual, como su nombre lo indica, tiene por objetivo dar instrucciones de cómo se deben administrar los asuntos de la Iglesia, de acuerdo con lo que el Señor mismo ha determinado.

Cito del Manual no. 2 :
"Manual 1: Presidentes de estaca y obispos. En este manual se detallan las responsabilidades generales de los presidentes de estaca y los obispos, y proporciona información detallada sobre normas y procedimientos." 
"Actualizaciones y suplementos de las instrucciones  
De vez en cuando, la información de estos manuales se actualizará o suplementará por medio de cartas, avisos u otra comunicación de la Primera Presidencia, del Quórum de los Doce Apóstoles y del Obispado Presidente. Cuando esto ocurra, los líderes deben anotar los cambios en sus ejemplares de los manuales. Los líderes deben conservar juntos los manuales y estos materiales suplementarios.
Preguntas sobre las instrucciones 
Los líderes que tengan preguntas en cuanto a la información de los manuales o asuntos que no se mencionen en ellos deben dirigirlas a la autoridad inmediata que los presida."

Las modificaciones que fueron anunciadas el día de ayer aún no han llegado en un comunicado oficial a los líderes locales, pero cuando lo hagan, según lo descrito arriba, ya sabemos qué harán con ellas: añadirlas o anotarlas al Manual no. 1, en este caso, y ponerlas en práctica de inmediato.

Ahora, después de esta breve explicación administrativa, entremos en materia. ¿Qué dicen los ajustes y en qué nos afectan a los líderes y miembros de la Iglesia? Vamos paso por paso.

Parafraseando lo que dice el artículo de Deseret News, el hno. Eric Hawkins, portavoz oficial de Asuntos Públicos de la Iglesia, dijo: "A pesar de que la Iglesia respeta la ley del país, y reconoce el derecho de los demás a pensar y actuar de manera diferente, no realiza ni acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo dentro de su membresía."

El Manual 1 incluye ahora el estar en un matrimonio del mismo sexo en la definición de la apostasía (ver sección 6.7.3 Manual 1) y lo nombra como una circunstancia que requiere la convocatoria de un consejo disciplinario. El manual también aclara que la ordenanza de nombrar y bendecir a un niño no se puede realizar para los niños que viven con un padre en una relación del mismo sexo. La nueva sección del manual aparece bajo el título "Hijos de un padre que vive en una relación del mismo género." (sería una sección nueva en el capítulo 16 del Manual 1, la sección 16.13), y afirma que "un hijo natural o adoptado de un padre viviendo en una relación del mismo sexo, si la pareja está casada o en unión libre, no puede recibir un nombre y una bendición." 

Aunque los niños no se consideran oficialmente miembros de la Iglesia SUD hasta que se bautizan a los 8 años, la bendición de un niño crea un número de registro dentro de los archivos de la Iglesia. Los niños no son considerados responsables o lo suficientemente maduros como para recibir el bautismo hasta la edad de 8 años. La adición al manual también afirma que "un hijo natural o adoptado de un padre que vive en una relación del mismo sexo, si la pareja está casada o en unión libre," sólo puede ser bautizado, confirmado, ordenado al sacerdocio o recomendado para servir en una misión de tiempo completo con la aprobación de la Oficina de la Primera Presidencia. Un presidente de misión o de estaca puede solicitar la aprobación y determinar que: "el niño (o el joven) acepta y se compromete a vivir las enseñanzas y la doctrina de la iglesia, y específicamente desaprueba la práctica del matrimonio y la convivencia entre personas del mismo sexo"; y "el joven es mayor de edad y no vive con un padre que ha vivido o vive en una relación de convivencia o matrimonio del mismo sexo en ese momento."

Esas son las adiciones que se harán al Manual y que nos compete conocer a todos para entender de una forma aún más clara, la posición oficial de la Iglesia en tiempos donde, en la práctica, empezaremos a ver a más familias que tendrán padres en relaciones de convivencia o en matrimonios con personas del mismo sexo y a sus hijos, sean naturales o adoptados.

Ahora, en mi opinión personal, celebro el hecho de que estas aclaraciones se hayan incluido en el Manual de instrucciones, porque quitan dudas a líderes y miembros en cuanto a cómo proceder en estos asuntos eclesiásticos y administrativos (registros, etc), y también despejan dudas a quienes no son miembros de la Iglesia, en cuanto a la posición invariable de la doctrina del matrimonio y la familia dentro de nuestra congregación religiosa.

Me parece completamente lógico y hasta diría que muy saludable, que la Iglesia no interfiera con la enseñanza, el ejemplo y las prácticas que se viven en un hogar donde hay padres que viven en una relación del mismo sexo y sus hijos. Considero que es incompatible que padres que practican y apoyan el matrimonio homosexual quieran llevar a sus hijos a una Iglesia que no apoya esta práctica dentro de sus doctrinas más básicas.

Pienso que efectivamente, el niño que hace parte de una de estas familias, cuando ya sea mayor de edad y haya pasado por su proceso de maduración y aprendizaje suficiente podrá tomar una decisión consciente en cuanto a la religión y podrá escoger si seguir las enseñanzas de sus padres o las de Jesucristo. Me parece que sería más una carga que una bendición el llegar a los 8 años, bautizarse en la Iglesia SUD y tomar sobre sí responsabilidades que irían en contra de las creencias y prácticas de las personas a quienes ese niño o niña más ama: sus padres. En cierta forma lo veo como una manera de proteger y cuidar a los niños de dar cuentas de algo que sobrepasa su entendimiento y capacidad. Insisto, es mi opinión muy personal.

Al final de todo, no he visto que en ningún lugar se prohiba la entrada, la participación activa y el servicio que estas familias de padres en relaciones homosexuales y sus hijos puedan brindar a la Iglesia y sus miembros. No lo veo como una marginación ni una restricción, simplemente como una manera de aclarar la importancia de los convenios que se hacen y la gran responsabilidad de cumplirlos. Todos son bienvenidos a conocer el Evangelio, a participar de las actividades y usar los recursos que se extienden a todas las personas, pero cuando se toma la decisión de tomar sobre sí convenios sagrados con el Señor, las cosas toman una dimensión eterna, que va mucho más allá de considerar la Iglesia como un club, un lugar para tener amigos, sentirnos bien o prestar servicio a los demás. El Élder Christofferson en la última conferencia general habló de este tema.

Ahora, sé que hay casos de casos. Sé que tal vez algunos líderes locales de la Iglesia (sí, seres humanos comunes y corrientes como lo somos todos y cada uno de nosotros) pueden no haber tomado las decisiones más sensatas en el pasado y sus acciones pueden haber afectado negativamente a las personas, en cuanto a su opinión sobre la Iglesia y su organización, el concepto del amor del Señor, o muchos otros temas, pero recordemos que los seres humanos aún NO somos perfectos, sin embargo, el Señor sí lo es y ha establecido Su Iglesia con un orden perfecto. Hay que saber diferenciar y distinguir las dos cosas.

Finalmente quiero manifestar mi creencia de que el Señor Jesucristo es el único fundamento seguro en quien confío y en quien quiero poner mi vida y la de mi familia. Los tiempos siguen cambiando rápidamente, así como las opiniones, las doctrinas y los paradigmas del mundo. Sin embargo, de manera personal he tomado la decisión de seguirlo a Él, considero que es el camino correcto. Todos y todas tenemos derecho a escoger libremente lo que queremos y no queremos hacer durante toda nuestra existencia, es nuestro derecho más básico, es universal y se nos dio a todos: el derecho a elegir. Decidamos bien desde el principio y seremos felices siempre. Si cometemos algún error, podemos corregir el rumbo, arrepentirnos y continuar el camino. De eso se trata el Evangelio de Jesucristo.

Gracias por leer!

Alejandra

PD: Les invito a dejar sus comentarios y opiniones!

Añadimos hoy, 13 de noviembre de 2015, la carta de la Primera Presidencia con respecto a los ajustes al Manual 1. Los comentarios que ellos hacen a estos cambios ayudan a entender un poco más sobre el por qué de los ajustes y lo que se espera de los líderes del Sacerdocio. El documento oficial lo pueden leer aquí.

*ADVERTENCIA: Las opiniones arriba expuestas representan únicamente mis pensamientos y consideraciones y NO se pueden tomar como una declaración o posición oficial expresada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días. Gracias :) *

domingo, 20 de septiembre de 2015

SERIE "EL CLÓSET ES PARA LA ROPA" - Pregunta No. 5: ¿Dónde está mi amigo Zancudo? Seguir firmes en la fe.


He recordado durante este tiempo en que hemos hecho esta serie las experiencias que mi buen amigo “Zancudo” (les recuerdo que Zancudo fue un amigo muy especial que murió ya hace muchos años y que omito su nombre por reserva) compartió y compartimos. Lo conocí cuando preste servicio militar y durante el tiempo que compartimos aprendí muchas cosas.

Al llegar a la quinta pregunta y poder dar respuesta a la misma, he decidido soportar mi respuesta con una declaración que realizó la Primera Presidencia de la Iglesia el 29 de junio de 2015, que dió alcance a los cambios en los derechos constitucionales en los EEUU en este mismo año.

[…] El matrimonio entre un hombre y una mujer fue instituido por Dios y es fundamental en el plan que Él tiene para Sus hijos y para el bienestar de la sociedad. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra” (Génesis 1:27–28). “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). 
Las familias fuertes, guiadas por una madre y un padre amorosos, sirven como la institución fundamental para el cuidado de los hijos, para inculcar la fe y para transmitir a las futuras generaciones las fortalezas y los valores morales que son importantes para la civilización y cruciales para la salvación eterna.
Una familia edificada en el matrimonio de un hombre y de una mujer constituye el mejor entorno para que se afiance el plan de felicidad de Dios. Esa es la razón por la que, generalmente, las comunidades y las naciones han animado y protegido al matrimonio entre un hombre y una mujer, y a la familia que resulta de esa unión, como instituciones privilegiadas. Las relaciones sexuales fuera de un matrimonio de ese tipo son contrarias a las leyes de Dios que pertenecen a la moralidad. Los cambios en la ley civil no modifican, ni pueden cambiar la ley moral que Dios ha establecido. Dios espera que defendamos y guardemos Sus mandamientos pese a las opiniones o tendencias divergentes de la sociedad. Su ley de castidad es clara: las relaciones sexuales son correctas únicamente entre un hombre y una mujer que estén legal y lícitamente casados como esposo y esposa. Invitamos a todos a revisar y a entender la doctrina que se halla Una Proclamación para el Mundo”. 
De conformidad con nuestras creencias fundamentales, los oficiales de la Iglesia no harán uso de su autoridad eclesiástica para efectuar matrimonios entre dos personas del mismo sexo; además, la Iglesia no permite que sus centros de reuniones ni otras propiedades se utilicen para ceremonias, recepciones ni otras actividades relacionadas con matrimonios de personas del mismo sexo. No obstante, se da la bienvenida a todos los visitantes a nuestras capillas y propiedades en tanto respeten nuestras normas de conducta durante su estadía en ellas.
El evangelio de Jesucristo nos enseña a amar y a tratar a toda persona con bondad y cortesía, incluso cuando no estemos de acuerdo. Afirmamos que no se debe tratar de forma irrespetuosa a aquellos que fomenten las leyes o los fallos de los tribunales que autoricen los matrimonios de personas del mismo sexo. De hecho, la Iglesia ha defendido los derechos de las parejas de personas del mismo sexo en asuntos de hospitalización y cuidado médico, de equidad de vivienda, de empleo y legalización de testamentos en tanto que estos no infrinjan con la integridad de la familia tradicional ni con los derechos constitucionales de las iglesias. La Iglesia insiste en los derechos de sus líderes y miembros de expresar y defender sus convicciones religiosas relacionadas con el matrimonio, la familia y la moralidad libres de represalia o de castigo. La Iglesia también tiene derecho a mantener sus normas de conducta moral y de buen comportamiento para los miembros. Como miembros de la Iglesia, somos responsables de enseñar el evangelio de Jesucristo y de hacer notar las grandes bendiciones que se derivan del prestar atención a los mandamientos de Dios, así como las consecuencias inevitables que resultan al pasarlos por alto. Invitamos a todos a orar para que a las personas de todas partes se les ablande el corazón en cuanto a las verdades que Dios estableció en el principio y para que se conceda sabiduría a quienes sean llamados a decidir asuntos que son importantes para el futuro de la sociedad. 

El Consejo de La Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.


Yo me uno a esta declaración, dado que proviene de los líderes a los cuales yo sostengo y creo firmemente sobre la postura del matrimonio.

… Apreciado Zancudo, en el lugar donde tu estás debes estar aprendiendo el plan que aquí en la tierra no tuviste la oportunidad de conocer. Espero que tengas la oportunidad de seguir aprendiendo y seguir avanzando en la comprensión del Evangelio, "Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos; para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el espíritu según Dios." (1 Pedro 4:6). Ahora el reto es hacer una ordenanza vicaria para que desde aquí tengas el privilegio de hacer convenios y seguir comprendiendo este plan y tu propósito en la vida. Vida que dejaste años atrás…

Invitamos a las personas que se sientan atraídas a personas de mismo sexo que sigan los consejos de nuestros profetas, que hablen con sus familiares y con sus líderes locales, los invitamos a que sus deseos de comprender el plan de salvación  sigan creciendo y tengan el éxito que esperan durante esta prueba.

Y recuerden el consejo de nos da Doctrina y Convenios 76: 60 "Y vencerán todas las cosas"

Recuerden que tenemos algún material de ayuda para darles. Si quieren solicitarlo, lo pueden pedir anónimamente, nuestro correo-e: fliagomeztorres@gmail.com o por un mensaje privado a nuestra página de Facebook de El Libro Rojo SUD.



Carlos.

miércoles, 1 de julio de 2015

SERIE "EL CLOSET ES PARA LA ROPA" - Pregunta No. 4: Iglesia, Familia y ¿Matrimonio Gay? - Respeto, Amor y Educación.

Hola a todos nuestros queridos lectores :)

Hoy quisiera hablarles de un tema y plantearles un desafío (si es que se le puede llamar así) sobre lo que hemos estado escuchando y leyendo recientemente sobre la aprobación en Estados Unidos del matrimonio gay por parte de la Corte Suprema.

Sé que tal vez veamos esto como algo muy lejano a nuestra realidad en la Iglesia en Colombia, que estamos en un país que aún demorará un poco más en dejar que se apruebe el "matrimonio igualitario" (como lo han llamado) pero que al fin y al cabo lo aprobará, sea tarde o temprano, pero sucederá, así como ya ha pasado en tantos lugares del mundo. Sin embargo, considero pertinente y apropiado hablar en este momento de este tema, tal vez como una preocupación personal por lo que veo que está pasando a mi alrededor, al pensar en mis hijos y el futuro que viene para ellos, al mirar las personas en mi barrio y estaca y el poco conocimiento que tenemos sobre luchar con desafíos tan grandes como es el de sentir atracción por una persona del mismo sexo, la desinformación que existe en las redes sociales y lo agresivas que se pueden volver algunas personas cuando hablan sobre este tema, entre muchas otras razones. Trataré por tanto de explicar mi punto y mi invitación a la acción sobre este tema de la mejor manera posible.

Como todos sabemos, la posición tanto del Señor como de Su Iglesia es completamente clara e invariable en cuanto al matrimonio y la familia (véase "La Familia: Una Proclamación para el mundo" y la publicación "The Divine Institution of Marriage"), el matrimonio es ordenado por Dios y es entre un hombre y una mujer. Las personas, los gobiernos, y las familias del mundo han definido el matrimonio de muchas maneras: como un mandamiento divino, una convención social, la base de una sociedad, la manera de organizar la familia, un derecho fundamental, un contrato civil, entre otras definiciones. Debido a los muchos conceptos que los hombres y mujeres se han planteado y han decidido adoptar y practicar sobre el matrimonio en los muchos años de historia de la humanidad, ahora se ha planteado la definición de que el matrimonio no solo puede ser entre un hombre y una mujer sino entre personas del mismo sexo. Se han establecido las normas para darle una estructura, unos derechos y deberes, una manera de formalizarlo y todo lo que implica un matrimonio bajo la ley.

Dado entonces que esta definición de matrimonio ya ha entrado a formar parte del marco y la práctica legal de muchos países, es una realidad ineludible y que por cierto es más y más común y normal con el pasar de los días y los años, no podemos seguir pensando como miembros SUD que es algo que tiene que ver con "alguien más", que "no tengo por qué preocuparme de ese tema" y lo que aún no entiendo: "en casa solo enseñamos principios correctos y no hablamos de esa clase de temas"... entre otras frases por el estilo que no citaré y que no quiero recordar. Recientemente leí en un blog SUD que todos, todos los miembros de la Iglesia hoy en día conocemos, somos familiares o tenemos de amigo al menos a una persona que también es miembro de la Iglesia que siente atracción por alguien del mismo sexo. Al menos una persona, pueden ser muchas más. Y si en este momento están pensando en el nombre de aquella persona y no encuentran a nadie, lo más seguro es que no lo sepan, pero está en su casa o en su barrio y tiene desconfianza, temor o vergüenza de decirle a alguien (o a ustedes) sobre su situación pero ustedes no lo saben. Entonces, partiendo de esta estadística, es un tema que sí nos compete, que sí debemos preocuparnos por entender y saber manejar, que sí hay que enseñar en casa (porque si no lo hacemos nosotros los padres, alguien más de seguro lo hará y no precisamente con la mejor información ni de la mejor manera) y que sí hay que compartir.

Para poner el tema desde otra perspectiva, plantearé entonces una situación que sé que ya sucede y si no les ha pasado en su barrio, sé que sucederá en un tiempo no muy lejano y que debemos estar preparados para ella, para que no salgamos avergonzados, enojados, "indignados" o confundidos. La situación que describiré a continuación es meramente hipotética y ficticia (si coincide con la realidad es pura coincidencia) y la tomo de ejemplo para ilustrar lo que quiero explicar. Imaginemos entonces que faltan 10 minutos para la reunión sacramental. Llegamos a tiempo al salón, nos sentamos con nuestra familia y escuchamos tranquilamente el preludio. Al instante, vemos a través de las ventanas que se acercan a la puerta una pareja de hombres, tal vez alrededor de los 35-40 años, vestidos de traje y corbata, vestimenta usual para asistir a la capilla un domingo. Cuando llegan a la puerta vemos que están tomados de la mano. Amablemente saludan a las personas a su alrededor, y uno de ellos, a quien ustedes y yo conocemos, se acerca a nosotros a saludarnos también. Somos amigos de hace muchos años. Nos presenta a su esposo, a quien también saludamos y le presentamos a nuestros hijos, quienes están sentados a nuestro lado. Nuestro amigo había estado inactivo desde hace algunos años, los misioneros lo han contactado y después de varias visitas y lecciones ha decidido asistir nuevamente a la capilla, junto con quien ahora es su esposo. Él ha recordado lo bien que se sintió al volver a escuchar a los misioneros, quiso volver, a pesar de lo difícil que fue. Quiso invitar a su esposo, quien no había recibido antes lecciones de misioneros ni cosa parecida, pero aceptó, porque ama a quien es ahora su esposo y decidió apoyarlo.

Ambos están un poco aprensivos en cuanto a lo que pensarán o harán las personas en la capilla ese día, pero los misioneros han recibido apoyo de los miembros del consejo de barrio y han hecho todos los esfuerzos posibles por concretar la fecha que por fin llegó. La pareja ha asistido a la capilla y están sentados, juntos, en el salón, esperando que las reuniones comiencen.

Vienen entonces mis preguntas a todos nosotros, queridos lectores: ¿cómo los miramos cuando entraron? ¿sí los saludé y les sonreí, sin escandalizarme, asustarme o mirar para otro lado e ignorar que ya los había visto? ¿cómo los recibieron nuestros hijos? ¿les saludaron de la manera apropiada, fueron corteses? ¿de qué forma los recibió el obispo o cualquier otro líder del Sacerdocio? Ellos estuvieron durante toda la reunión sacramental y decidieron quedarse a las siguientes clases. En la clase de Principios del Evangelio, ¿cómo fueron presentados? ¿qué preguntas hicieron ellos y suponiendo que yo estaba presente en ese salón con ellos, qué les dije, cómo respondí? Los jóvenes y los niños también los observaron (MUY atentamente) desde que entraron al salón, hasta que se despidieron de nosotros, 3 horas después. Nuestros hijos me hicieron preguntas al respecto. ¿qué les dijimos? ¿cómo respondí sus preguntas, con qué tono, qué actitud?

Ahora, si nos adelantáramos más en el tiempo, o si la situación misma fuera que llegan la misma pareja, pero con su hijo adolescente (sea que es el hijo biológico de uno de ellos o es adoptado, es algo que va a suceder) a la capilla y este joven va a la clase de escuela dominical y luego con los HJ, ¿cómo fue recibido y tratado? ¿se le hizo sentir bienvenido? ¿o fue víctima de matoneo / bullying por parte de alguien más estando allí?

Son solo preguntas que vienen a mi mente al tratar de autoevaluarnos como familia en cuanto a nuestra forma de asimilar diferentes situaciones que de seguro ocurrirán. En las publicaciones que mencioné al iniciar esta entrada del blog, los profetas siempre nos recuerdan y nos recalcan que debemos por sobre todas las cosas tratar a todos con amor, respeto, y bondad tratarlos como Jesucristo lo haría. El que lo hagamos no significa que aprobamos o celebramos su definición de matrimonio y familia, no tiene nada que ver con eso. Simplemente partimos del punto de que todos somos hermanos, y debemos demostrarnos amor los unos por los otros.

¿Cómo llegamos entonces a tener en nuestra mente y corazón la actitud correcta para tratar a nuestros hermanos LGBTI con amor y respeto?

Hago esta pregunta porque es cierto que este tema puede provocar muchos tipos de sentimientos en las personas: indiferencia, dolor, angustia, indignación, enojo, repudio, confusión, etc. Sin embargo, el mandamiento es claro: "que os améis unos a otros" y esto requiere informarnos mejor y dejar tantos sentimientos prejuiciosos a un lado.

De esta forma entonces planteo el desafío para responder a la pregunta anterior: todo empieza en nuestro hogar. Nuestro hogar es el mejor lugar para aprender sobre la institución divina de la familia, sobre las responsabilidades del padre y la madre, sobre el propósito eterno del matrimonio y de la procreación. Debemos enseñar sobre el propósito del templo y de los convenios que allí se hacen. Debemos enseñar a nuestros hijos desde que son pequeños, que las leyes del país permiten no solo que un hombre y una mujer se casen sino que también permite que dos personas del mismo sexo lo hagan, pero eso no significa que la ley de Dios se vea alterada o modificada para aceptar esas uniones.

Debemos charlar con nuestros hijos, contestar sus preguntas y aclarar cualquier duda que ellos tengan al respecto. Debemos hablar con un lenguaje claro y apropiado para su edad sobre el propósito de nuestros cuerpos, de sus funciones, de su desarrollo y de lo sagrados que deben mantenerse, de las leyes de Dios que cuidan sus cuerpos, sus templos. Hay que hablar de los sentimientos que pueden llegar a generarse por personas del mismo sexo, y qué hacer en caso de que eso ocurra. Cuando en nuestra familia hay desinformación sobre este tema y los hijos no sienten la confianza de hablarlo con sus padres, pueden llegar entonces los sentimientos de temor, tristeza, incluso depresión, que puede llevar a que busquen fuentes de información menos confiables, que tomen malas decisiones y que cometan errores que se pudieron haber prevenido. Si estos temas se tratan con sinceridad y con confianza en el hogar ellos recurrirán a nosotros y podremos ayudarles antes que se vean tentados a hacer algo que podría llegar a hacerles daño.

¿Y en la Iglesia? bueno, se me ocurre que podríamos también hablar de estos temas en las Mutuales. La verdad es que en el tiempo que estuve en las MJ nunca se habló en una mutual sobre este tema, pero creo que pudo ser bueno que se mencionara, precisamente porque no todas las MJ o los HJ tienen la confianza de contar o preguntar algo a sus padres y tal vez alguien que sí sería una buena fuente de apoyo y ayuda sea un líder de la Iglesia. Se puede hablar abiertamente con los jóvenes para que al momento en que algún joven sienta que está en esta prueba (le atrae alguien del mismo sexo), no tenga que esconderse por temor y cometer errores que solo traen sufrimiento y angustia. Si se hablara con ellos así, de manera más natural, habría más jóvenes que no tienen que devolverse de la misión por depresión o miedo a ser descubierto por sentir algo diferente que no tiene nada de malo con tal de que no se actúe acorde a los sentimientos. Podemos hablar con los jóvenes de los efectos nocivos del bullying, cómo evitarlo y cómo cortarlo si ya está germinando. Todos sabemos que la etapa de la adolescencia no es fácil y todos buscamos nuestro rumbo. No podemos permitir que por acciones malintencionadas o aparentemente "inocentes" de otros, nuestros jóvenes terminen en caminos peligrosos de los que luego no puedan salir solos. Es mucho el dolor y sufrimiento que podemos evitar si actuamos a tiempo.

Imagino también reuniones de Sociedad de Socorro y Quórumes del Sacerdocio donde se despejen las dudas de los padres, donde se hable de forma franca y directa de los espantosos efectos de la pornografía (también hay que hablar esto con los jóvenes), donde se promuevan herramientas para proteger a nuestra familia de tan terrible veneno. Si los profetas nos han advertido tan enfáticamente sobre las nefastas consecuencias de la pornografía es por algo, y hemos visto estos efectos en otras familias, por favor hagamos algo más para luchar contra esta terrible plaga. Si bien hoy en día es prácticamente imposible blindar a nuestros hijos de la suciedad que hay en el mundo, podemos enseñarles qué hacer cuando se topen con pornografía, qué hacer cuando quieran presionarlos a consumir drogas o cómo elegir mejor a sus amigos más cercanos, quienes influirán enormemente en ellos y en sus desiciones del día a día.

El desafío es este, que hagamos un poco más por salvaguardar nuestras familias de los fuertes ataques del enemigo. Siempre habrá algo que podamos hacer o mejorar en casa. Empecemos poco a poco y los efectos protectores de una influencia recta en el hogar se verán y darán frutos. Vivimos en tiempos peligrosos y cada vez lo serán más, pero así como los profetas nos han enseñado, podemos criar a nuestros hijos con seguridad si nuestra base es el Evangelio de Jesucristo. Podemos impulsar desde donde estemos en cada uno de nuestros barrios, promover más charlas, más mutuales, más conferencias de juventud o campamentos donde se traten estos temas, de manera abierta y sincera con niños y jóvenes, con jóvenes adultos tanto solteros como casados, en fin, con todos los miembros del barrio. 

Espero haberme expresado de la mejor manera para que pudieran entender la invitación. Soy una madre SUD que defiende y promueve el matrimonio entre un hombre y una mujer. Creo firmemente que la felicidad en la vida familiar se consigue cuando se vive de acuerdo al Evangelio de Jesucristo y espero poder transmitir esos mismos principios a mis descendientes. Quiero que ellos aprendan que es posible vivir de una manera feliz en este mundo y que aunque no toleramos ni apoyamos el pecado, amamos a todas las personas, porque son nuestros hermanos y hermanas, de todos aprendemos y gracias a ellos nosotros progresamos y nos perfeccionamos. Esa es la lección que me gustaría dejarles y me encantaría que las personas que rodean a mi familia también nos ayuden en esta labor.

Gracias por leer, ¡esperamos sus comentarios!

Alejandra

P.D. Pueden ver la carta que la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles envió a los barrios de Estados Unidos y Canadá para que sea leída entre el 5 y el 12 de julio en las capillas a todos los miembros mayores de 12 años, sobre este tema, aquí.



martes, 27 de enero de 2015

SERIE "EL CLÓSET ES PARA LA ROPA" - Pregunta No. 3: ¿Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo?

Hola,

Después de casi dos meses de descanso, retomamos.

Gracias por visitar el Blog, esperamos que pronto pasemos de la 15 mil visitas. Llevamos casi 13 mil, no sabíamos que sería tantas; tan solo en el 2014 tuvimos 10 mil visitas.

Yo continúo con la serie "El clóset es para la ropa". Hemos tenido varias experiencias con amigos y conocidos con lo que hemos hablado del tema, el aprendizaje ha sido fantástico.

Para continuar con esta serie de 5 preguntas, aquí les comparto la número 3, que será resuelta directamente por un Apóstol de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El artículo esta publicado aquí, sin embargo, lo he copiado textualmente.


Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo


POR ÉLDER JEFFREY R. HOLLAND
Del Quórum de los Doce Apóstoles


Un agradable joven de poco más de veinte años se hallaba sentado frente a mí. Tenía una sonrisa simpática, aunque no sonrió mucho durante nuestra conversación. Lo que más me llamó la atención fue el dolor que se reflejaba en sus ojos.


“No sé si debo seguir siendo miembro de la Iglesia”, me dijo. “No creo ser digno”.


“¿Por qué no habrías de ser digno”, le pregunté.


“Porque soy homosexual”.


Supongo que pensó que sus palabras me iban a sorprender. Pero no fue así. “¿Y qué…?”, le pregunté.


Una expresión de alivio le cruzó la cara al percibir la compasión en mí. “No me atraen las mujeres, sino los hombres. He tratado de dejar de lado esos sentimientos o de cambiarlos, pero…”


Dejó escapar un suspiro. “¿Por qué soy así? Los sentimientos que tengo son algo muy real”.


Permanecí en silencio un momento y luego le dije: “Necesito saber un poco más antes de aconsejarte. Mira, la atracción hacia los del mismo sexo no es un pecado, pero las acciones provocadas por esos sentimientos sí lo son, exactamente igual que con sentimientos heterosexuales. ¿Violas la ley de castidad?”


Él sacudió la cabeza y dijo: “No, no la violo”.


Esto me tranquilizó. “Te agradezco que tengas el deseo de resolver este asunto”, le dije. “Hace falta tener valor para hablar del tema y te admiro por mantenerte limpio”.


“En cuanto al porqué de tus sentimientos, no puedo responder a esa pregunta. Puede haber una serie de factores que influyan y pueden ser tan diferentes como las personas son diferentes entre sí. Algunos, incluso los que causan tus sentimientos, quizás no los sepamos nunca en esta vida. Pero el saber por qué te sientes así no es tan importante como saber que no has transgredido. Si tu vida está en armonía con los mandamientos, entonces eres digno de prestar servicio en la Iglesia, de disfrutar de plena hermandad con los miembros, de asistir al templo y de recibir todas las bendiciones de la expiación del Salvador”.


Fue evidente que mis palabras le hicieron sentir mejor. Continué: “Te tratas injustamente al considerar tu persona sólo por tu inclinación sexual. Ésa no es tu única característica; por lo tanto, no debes prestarle más atención de la que merece. Primero y fundamentalmente eres un hijo de Dios, y Él te ama.


“Más aún, yo te amo y mis hermanos de las Autoridades Generales te aman. Recuerdo un comentario que hizo el presidente Boyd K. Packer al dirigirse a las personas que se sienten atraídas hacia las personas de su mismo sexo: ‘No los rechazamos…’, dijo. ‘No podemos rechazarlos, pues ustedes son hijos e hijas de Dios. No los rechazaremos, porque los amamos’” 1 .


Hablamos durante unos treinta minutos, más o menos. Sabiendo que no podía ser su consejero personal, lo referí a los líderes locales del sacerdocio que le correspondían. Después nos despedimos. Creo haber visto en sus ojos una expresión de esperanza que no tenía antes. Aun cuando le quedaban por delante dificultades para vencer —o simplemente soportar—, tuve la impresión de que las enfrentaría bien.
Dios ama a Sus hijos



Cuando un ángel hizo a Nefi una pregunta sobre Dios, él respondió: “…Sé que ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas las cosas” (1 Nefi 11:17). Yo también afirmo que Dios ama a todos Sus hijos y reconozco que muchas preguntas que aquí tenemos, incluso algunas relacionadas con la atracción hacia los del mismo sexo, deben esperar una respuesta futura, tal vez en la otra vida.


Lamentablemente, hay personas que creen tener la respuesta para todo ahora y proclaman sus opiniones por todas partes. Afortunadamente, esas personas no representan a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.


Aunque creo que los miembros están deseosos de ser compasivos hacia aquellos que son diferentes a ellos, nuestra tendencia a apartarnos cuando enfrentamos una situación que no comprendemos es parte de la naturaleza humana. Eso es verdad particularmente cuando nos encontramos con casos de atracción hacia el mismo sexo. Tenemos tan escasa información fiable al respecto que los que quieren ayudar se sienten un tanto inseguros. Admito mi propia incompetencia en el asunto pero, como deseo ayudar, permítanme ofrecer algunas sugerencias para apoyar a los que tengan seres queridos o amigos que sientan atracción hacia las personas de su mismo sexo.
El plan de felicidad de nuestro Padre



Primero, dejemos completamente en claro lo que Dios quiere para cada uno de nosotros: quiere que tengamos todas las bendiciones de la vida eterna; quiere que lleguemos a ser como Él. Para ayudarnos a lograrlo, nos ha dado un plan, el cual está basado en verdades eternas y que no se altera de acuerdo con las tendencias sociales de la época.


Una de las partes fundamentales de ese plan consiste en tener hijos, que es una de las razones esenciales por las que Adán y Eva salieron del Jardín de Edén (véase 2 Nefi 2:19–25; Moisés 5:10–12). Se les mandó fructificar y multiplicarse (véase Moisés 2:28), y ellos decidieron obedecer ese mandamiento. Nosotros debemos seguir su ejemplo casándonos y proporcionando los cuerpos físicos para los hijos espirituales del Padre Celestial. Obviamente, una relación con alguien del mismo sexo es contraria a ese plan.


Por razones variadas, el matrimonio y los hijos no están a inmediata disposición de todas las personas. Tal vez no se reciba una propuesta matrimonial; tal vez aun después de haberse casado, no exista la posibilidad de tener hijos; o quizás en el presente no se sienta atracción hacia el sexo opuesto. Sea cual sea la razón, las más ricas bendiciones de Dios estarán finalmente a disposición de todos Sus hijos si son limpios y fieles.


Por medio del ejercicio de la fe, del esfuerzo personal y de la confianza en el poder de la Expiación, algunos pueden resolver en la tierra el problema de la atracción hacia su mismo sexo y casarse; otros, sin embargo, tal vez nunca se libren de ella en esta vida.


Como hermanos de la Iglesia, familiares y amigos, debemos reconocer que los que se sienten atraídos hacia personas de su mismo sexo enfrentan algunas restricciones exclusivas con respecto a la manifestación de sus sentimientos. Aunque la atracción hacia el mismo sexo es algo real, no debe existir una expresión física del sentimiento. El deseo de obtener satisfacción física no autoriza la inmoralidad en nadie. Esos sentimientos pueden ser muy fuertes, pero nunca lo serán tanto como para privar a ninguna persona de la libertad de optar por una conducta digna.


Al decir esto, permítanme aclarar que las atracciones en sí, por muy penosas que sean, no hacen indigna a la persona. La Primera Presidencia ha dicho lo siguiente: “Existe una diferencia entre pensamientos y sentimientos inmorales y el participar en comportamientos tanto heterosexuales como homosexuales” 2 . Si no se ha llevado a la práctica el objeto de la tentación, no se ha transgredido.


El no comprender esa distinción conduce a veces a la desesperanza. Siento compasión por aquellos que no entienden que toda bendición que Dios ofrece está a disposición de cualquiera que obedezca las leyes sobre las cuales se base esa bendición (véase D. y C. 130:20–21). Ninguna persona que viva de acuerdo con el Evangelio debe desesperarse. La esperanza y la paz provienen del Consolador, y la solución para la desesperación es invitar al Espíritu Santo a formar parte de nuestra vida.
Las formas de ayudar



Supongamos que usted es familiar o amigo de una persona que se siente atraída hacia los de su propio sexo y se le acerca en busca de ayuda. ¿Qué debe decirle? ¿Qué debe hacer?


Yo empezaría por reconocer el valor que llevó a su hijo, hija, hermano o amigo a hablar con usted; reconocería también la confianza que esa persona le demuestra. El hablar del problema con alguien de confianza es un primer paso saludable para enfrentar sentimientos confusos, y es imperativo que en esos primeros pasos la persona encuentre compasión.


Luego, si usted es el padre o la madre del que se siente atraído hacia personas de su mismo sexo, no suponga que la razón de esos sentimientos radica en usted. Nadie, y tampoco el que lucha con el problema, debe echarse la culpa. No se debe tampoco culpar a nadie más, menos aún a Dios. Anden por la fe y ayuden a su ser querido a enfrentar la dificultad lo mejor que pueda.


Al hacer eso, reconozcan que el matrimonio no es una solución para todo problema de esta índole. Las atracciones hacia los del mismo sexo son muy profundas y el entrar en una relación heterosexual por la fuerza con toda probabilidad no las cambiará. Todos nos quedamos muy contentos cuando alguien que ha luchado con esos sentimientos puede casarse, tener hijos y lograr la felicidad familiar. Pero otros intentos han dado como resultado corazones heridos y hogares deshechos.


Sobre todo, mantengan abiertas las líneas de la comunicación. La comunicación sincera entre padres e hijos es una clara expresión de amor; y el amor puro, expresado generosamente, puede transformar los lazos familiares. No obstante, el amor por un miembro de la familia no significa que se apruebe la conducta indecente. Por supuesto, sus hijos son bien recibidos en su hogar, pero como padres tienen todo el derecho de impedir que haya en él ninguna conducta que ofenda al Espíritu del Señor.
El principio de la jardinería



Consideremos ahora un principio que se aprende en jardinería. Alguien ha dicho que si plantamos buena semilla, no habrá mucha necesidad de la azada. Del mismo modo, si llenamos nuestra vida con alimento espiritual, será más fácil dominar ciertas inclinaciones. Eso significa que debemos crear en nuestro hogar un ambiente positivo en el cual se pueda sentir el Espíritu en abundancia. Un ambiente positivo incluye, de manera constante, la devoción privada y pública, la oración, el ayuno, la lectura de las Escrituras, el servicio a los demás, y el fomento de conversaciones, música, literatura y otros medios ennoblecedores.


Ese mismo entorno se extiende a las experiencias dentro de la Iglesia. Algunos de los que sienten atracción por las personas de su mismo sexo tienen temores que no se han resuelto, y se sienten ofendidos en la Iglesia cuando no ha habido intención de ofenderlos. Por otra parte, algunos miembros excluyen de su círculo de hermandad a los que son diferentes. Cuando nuestras acciones o palabras desaniman a alguien de aprovechar al máximo su condición de miembro de la Iglesia, eso significa que hemos fallado a la persona y al Señor. La Iglesia se fortalece cuando incluimos a todos los miembros y cuando nos fortalecemos unos a otros en el servicio y el amor (véase D. y C. 84:110).


Quizás sienta la inspiración de alentar a la persona a quien esté tratando de ayudar a que hable con un líder de sacerdocio que posea las llaves para dar consejos inspirados. Si es así, hágalo, sabiendo que la Primera Presidencia ha pedido a los líderes de la Iglesia que hablen de esos problemas confidencialmente y con un espíritu de amor como el de Cristo3 .
En las manos del Señor



No hace mucho tiempo recibí una carta de un hombre de poco más de treinta años que lucha con la atracción hacia las personas de su mismo sexo. Su lucha no ha sido fácil y no se ha casado todavía. Pero me escribió: “El Señor me ha ayudado a enfrentar mis circunstancias presentes, y me contento con hacer lo mejor que puedo y dejar mi vida en Sus manos”.


La fe y el valor de ese hombre que vive enfrentando una dificultad que yo nunca he tenido que enfrentar me arrancan lágrimas de admiración y de respeto. Lo amo y amo a los miles de personas como él, hombres o mujeres, que “pelea[n] la buena batalla” (1 Timoteo 6:12). Recomiendo su manera de actuar a todos los que luchen con la atracción hacia las personas de su mismo sexo o a los que estén tratando de ayudarles.


Ayuda adicional



Algunas de las ideas y palabras de este artículo provienen de un folleto preparado por la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles para los que se sientan atraídos hacia las personas de su mismo sexo. Se titula God Loveth His Children (Dios ama a Sus hijos) (04824) Si el folleto se ha traducido a su idioma, podrá obtenerlo en el centro de distribución del lugar donde resida o puede bajarlo de www.lds.org/same-gender -attraction. 

Notas


1. “Sois templo de Dios”, Liahona, enero de 2001, pág. 87.
2. Carta de la Primera Presidencia, 14 de noviembre de 1991.
3. Carta de la Primera Presidencia, 14 de noviembre de 1991.


Con cariño,

Carlos

¿Amor o Capricho? 9 puntos para saberlo.

Revisando manuales antiguos de Instituto, vi esta tabla en la que se compara el amor verdadero con una de las imitaciones del amor, que es el capricho. Me pareció interesante compartirla y especialmente pienso en los Jóvenes Adultos Solteros de mi barrio (por el llamamiento que tenemos Carlos y yo), para que puedan revisar esta lista y estén enfocados en establecer buenas relaciones de amistad que en un futuro les permitan sembrar y cosechar los frutos de un amor verdadero ;), como los son un cortejo apropiado, un noviazgo feliz, un compromiso seguro y un matrimonio eterno.

Como ya lo dije, la lista no la hice yo, está en este manual. ¡Que la disfruten!





CAPRICHO
AMOR VERDADERO

Casi siempre se desarrolla rápidamente. Cuando la gente dice que "se enamoraron" o que fue "amor a primera vista", es muy factible que estén describiendo un encaprichamiento. Esta primera atracción puede continuar y llegar a ser un amor completamente maduro, o tal vez no.
Se va desarrollando, aunque no suene tan romántico. Por lo general se arraiga lentamente y crece con el correr del tiempo. La atracción física y mental pueden surgir de repente, pero el desarrollo del amor lleva tiempo.

Generalmente se centra en un número limitado de las características, habilidades, o rasgos personales de la otra persona.
Se basa en una estimación completa de la persona, es como si dijéramos "Me gusta él" en vez de decir "me gusta la forma en que él…"
Generalmente se centra en la misma emoción, esto significa "estar enamorado del amor". Este sentimiento puede ilustrarse con la letra de una canción que pregunta: "¿Te amo porque eres hermosa, o eres hermosa porque te amo?

Se centra en la persona; se reconoce el inmenso placer y todo lo que el amor trae, pero la emoción es secundaria; el ser amado tiene prioridad.

El élder Packer ha dicho: "Hay una canción cuya letra dice algo acerca de enamorarse del amor. Esto es muy común. Enamorarse del amor es enamorarse para fingir. Enamorarse del amor es pasar por tonto.' Y creo que la letra también habla de una fantasía juvenil. Casi todos tienen alguna vez un tipo de noviazgo como este; enamorarse del amor, y es un noviazgo que debe terminarse lo antes posible. Algunos de los daños que esto puede ocasionar son muy graves" (Boyd K. Packer, Eternal Love, págs. 10-11).
Se centra más bien alrededor de uno, aunque esto no sea siempre egoísmo. Se alimenta principalmente por emociones surgidas por la necesidad personal de una gratificación. Alguien ha dicho que lo que algunas personas piensan que es el amor no es más que la satisfacción mutua de necesidades.

También encuentra gratificación personal dentro de la relación, pero principalmente es otro su centro. El gozo y potencial de la otra persona llega a tener tanta importancia como el propio. De hecho, la obligación del amor maduro es compartir nuestra totalidad espiritual, emocional y física con la del otro, para que también puedan compartir una completa plenitud.

A menudo se centra en varias personas. Fácilmente revolotea de persona en persona, y puede involucrar a más de un individuo a la vez. Un ejemplo de esto es aquel que está perdidamente "enamorado" de tres personas a la vez.
Encierra un profundo compromiso hacia la persona amada; es un convenio de lealtad y fidelidad a quien uno ama.

Sufre cambios repentinos; es un estado altamente emocional y muy volátil. El comportamiento típico en estos casos es: altibajos emocionales, imposibilidad para comer, concentrarse o trabajar.
Sufre cambios, pero son más graduales y naturales. Aumenta el deseo de trabajar y sobresalir para que pueda fortalecerse aún más la relación. La emoción predominante es la de tranquilidad y felicidad duradera.

Muy a menudo se desvincula de la realidad. Es común que basen sus planes en la fantasía, que hagan castillos en el aire, que se rehúsen a hacer frente a la realidad o a planear su futuro.
El amor idealiza y es positivo, pero guarda un equilibrio. Los que se aman están dispuestos a sacrificarse por las recompensas que vendrán luego; es realista al enfrentarse a los problemas y a los desafíos de la vida.
Se basa mayormente en la atracción física. El afecto físico domina la relación.

Encierra tanta o más atracción física que el encaprichamiento; pero en comparación, es solamente una pequeña parte de la relación total. La atracción también se basa en otros aspectos importantes.
Tiende a ser inseguro y quebradizo. Las relaciones inofensivas son causa de celos; la separación física amenaza la ruptura de la relación; y bajo alguna presión, ésta se hará pedazos.
Es seguro, confiable y elástico. El amor maduro no se ve amenazado por la amistad de otras personas. Aunque el amor busca el estar juntos cuando es posible, no se debilita por la separación. Tiene la habilidad de resistir los desafíos y problemas que puedan poner a prueba su fortaleza.

Alejandra